La preparación de una receta con pescado comienza en el momento de elegir la pieza, bien sea lubina, dorada, corvina o cualquier otra especie de pescado blanco o azul. El resultado, en cuanto sabor, jugosidad y textura, depende, en gran medida, de la frescura del pescado.
En este artículo te damos las claves cómo reconocer si el pescado que vas a comprar es fresco.
Aunque cada pescado es diferente, sí hay ciertos aspectos en los que fijarte que son común en todas las especies. ¡Toma nota!
Seguro que muchas de estas recomendaciones las has escuchado alguna vez en casa, o a algún amigo foodie. Aunque quizá alguna no la conozcas. Por ello, te recomendamos leer atentamente este artículo. Seguro que la próxima vez que acudas a tu pescadería de confianza te resultará mucho más fácil saber qué pescado elegir.
El marchamo “Crianza de Mares y Rios de España”.
“Crianza de Mares y Rios de España” es un distintito que indica el origen. Pero, sobre todo, es una garantía de calidad.
Este identificativo sólo pueden llevarlos en las agallas las lubinas, doradas y corvinas criadas en las costas españolas y producidas mediante acuicultura española.
Todos los pescados que portan este distintivo han contado con los mayores estándares de calidad durante el proceso productivo, desde su nacimiento hasta su distribución al punto de venta.
Por tanto, el pescado que vas a elegir lleva el marchado “Crianza de Mares y Rios de España” o está identificado como tal, no tengas ninguna duda de que es fresco.
El origen del pescado.
Un factor importante es la procedencia del pescado que compramos. Cuanto más cerca se críe, más fresco.
Un pescado de nuestras costas siempre será mucho más fresco que el procedente de otros países, al llegar en pocas horas directamente del mar a nuestras pescaderías.
Las lubinas, doradas y corvinas bajo el sello “Crianza de Mares y Rios de España” se crían en el litoral mediterráneo de la Península Ibérica y en las costas canarias. Esto te ofrece unos estándares insuperables de frescura, calidad y seguridad alimentaria fruto de la proximidad.
El aspecto de los ojos.
Los ojos de cualquier pescado dicen mucho de su frescura, aunque difieran en cuanto su forma de unas especies a otras.
Si son brillantes y transparentes es sinónimo de que ese pescado está recién extraído del mar.
La piel del pescado.
Si el pescado es fresco lo percibirás visualmente enseguida. Y notarás al tocarlo que su piel está resbaladiza, suave, brillante y limpia; y que se separa muy fácilmente de la carne.
Al coger cualquier especie recién extraída del mar, notarás cómo es mucosa y muy resbaladiza. Esto se debe a las materias viscosas que la recubren.
El olor a mar.
Un pescado fresco huele a mar. Si la lubina, dorada o corvina que eliges es realmente fresca, notarás como realmente huele a agua de mar.
Para que se mantenga en óptimas condiciones, es muy importante que se haya conservado en frío, cubierto con hielo. Y una vez en casa, te recomendamos guardarlo enjuagado, limpio y sin vísceras durante un máximo de 2 o 3 días en la bandeja inferior del frigorífico a temperatura de entre 0º a 4º.
Si no tienes previsto cocinarlo de inmediato, lo mejor es guardarlo en el congelador nada más comprarlo.
La textura de la carne.
Otro indicador de que las doradas, lubinas o corvinas que estamos comprando son frescas es cómo es la textura de sus carnes. Esta debe ser firme y húmeda. Las vísceras.
Las vísceras de los peces son sus órganos internos: los pulmones, el corazón, los órganos del aparato digestivo y de los sistemas excretores y reproductivo.
Cuando compres pescado, lo mejor es que le pidas a tu pescadero o pescadera que te lo limpie. Así evitarás tenerlo que hacer tú antes de guardarlo.
Al igual que los ojos o la textura de la carne del pescado, por el aspecto de las vísceras también podemos conocer si el pescado es fresco o no. Si las vísceras están íntegras, separadas y húmedas, el pescado está en óptimas condiciones para su consumo.
Las escamas.
Las escamas son unas pequeñas córneas pequeñas y duras, superpuestas unas a otras, que cubren y protegen en forma de capa la piel de los peces.
Si el pescado es fresco, éstas estarán siempre adheridas a su cuerpo.
Las agallas.
El último aspecto en el que podemos fijarnos para saber si las lubinas, doradas o corvinas que vamos a comprar son frescas es en la apariencia de sus agallas.
Las agallas de un pescado son los órganos respiratorios. Si su aspecto es de color rojo o rosa intenso, están limpias y brillantes, no tengas ninguna duda. ¡Ese pescado es ideal para ser cocinado!
Esperamos que estas recomendaciones te ayuden a elegir la mejor pieza de pescado la próxima vez que acudas a tu pescadería habitual. Y ya sabes, si tienes dudas, apuesta siempre por las lubinas, doradas y corvinas identificadas con el sello “Crianza de Mares y Rios de España”. ¡La mejor garantía de que el pescado que estás comprando es fresco y, además, sostenible!